Es
Todo el tiempo para mí, como si no hubiera pasado, cual ningún lazo en otro lugar, como la vida ahí y ahora, por lo menos en un tiempo breve, de varios días y noches.
Ámsterdam: que hablando inglés, el idioma …
Cuando era niño me pasé horas y horas en el mar…
Horas de silencio y de ritmos del golpear de la marejada sobre los muelles…
Horas de observar moluscos extraños, que al vaivén del agua cambiaban de forma…
Horas de sacar la piola con casi un arrecife lleno de lama y regresarlo al fondo…
Horas de tirarnos del muelle del barco que va a La Paz…
Nos bichábamos a veces, (puro varón, más naturales que traviesos)…
Horas de volver y que doña Ofe y don Manuel me esperaran con el cinturón listo…
Horas hermosas, de caminar por orillas y ver a parejas siendo peces y sirenas, en plena felicidad de ser…Horas de observar una gaviota y otra…
Horas queridas para siempre, de ser de mar y andar con el Yerald, con el Tonti loco, con el piraña, el negris, el Platón, con el Valdo…
Horas de jugar y de decirles, -¡mira aquello! ¡no es una bolla! y ellos me dijeran, -ya olvida eso, ha de ser una basura de mar, y yo insistir, ¡qué es eso! ¡la marea lo trae acá! y ellos decirme que lo olvide y yo olvidarme de ellos, por horas para ver ese bulto flotante, que acercaban las tranquilas olas a la orilla y ver que al aproximarse, pasaba cerca de nosotros el cadaver de un tiburón enorme con la mandíbula abierta…Horas de niño, después de los ciclones de ver aquel tiburón martillo destazado en la conasupo…
Horas, con mi tío “el aguachile” sacando pargos y coconacos gigantescos…
Horas hermosas, horas viendo la noche enorme…
Horas, que después fueron sueños al irme del lugar y ya de grande seguir soñando con horas que verán los nuevos niños…