Es
Todo el tiempo para mí, como si no hubiera pasado, cual ningún lazo en otro lugar, como la vida ahí y ahora, por lo menos en un tiempo breve, de varios días y noches.
Ámsterdam: que hablando inglés, el idioma …
“Yo que nunca anduve en nada,
nunca me metí en política,
simplemente fui un muchacho
hedonista”
Fito Páez
Cuando yo nací, presidía el país Luis Echeverria Alvarez. Por supuesto que no recuerdo nada, solo haber visto en mi casa un libro del recuento anual 1970-1976.
Mis padres me llevaron recién nacido de Guadalajara a Topolobampo Sinaloa.
El recuerdo más antiguo que tengo, siendo bebé, es un día que abrí la puerta de la casa de madera donde vivíamos y desnudo, con el pañal caído, apenas sabiendo caminar, me quedé impresionado con las nubes y el cielo de la casa de la curva en Topolobampo.
Al país lo habían precedido años oscuros, el sexenio de Díaz Ordaz, el 68 y otras atrocidades, como el grupo paramilitar de los Halcones, en 1971, el mundo estaba inquieto con revueltas estudiantiles y represiones que coincidían en diferentes circunstancias sociales y políticas.
En México la corrupción se había disfrazado de revolucionaria, creando un marco de gobernabilidad, realmente de admirar, con una maquinaria articulada, de manipulación social a través de los medios, daban el pan y circo, a un pueblo que recibía su premio de consolación, para mitigar el nepotismo celular, en un macro y micro modelo, con un despotismo que marcaban los privilegios de la clase muy alta y las aspiraciones de la clase trabajadora, que en mi opinión, hicieron creer que existían rangos de clases, aunque solamente, posiblemente, nomas podamos decir, tres clases, la clase pobre, la clase media (en diferentes niveles, pero al fin clase media) y la clase alta, que dominaba todo. Eso nos daba el estatus de capitalistas, voraces.
Aunque José López Portillo, presidió desde mi primera infancia a la antesala de mi adolescencia, recuerdo a mis hermanos jóvenes, las rolas de Silvio y Pablo que empezaba a sonar en casa, al mismo tiempo que la inevitable cultura popular, a través de la televisión, con programas como Siempre en Domingo o el noticiero de Zabludovsky, allá a principios de los ochentas, las novelas como “Rina”, Los Polivoces, en fin, podría nombrar muchos recuerdos, esto es solo un recuento, como aquel siniestro personaje llamado “El Negro Durazo” torturador y corruptazo de la Secretaría de Seguridad Pública (ese, era el modelo de poder a seguir para muchos) con sus lujos y ostentos, como el llamado Partenón que hizo en su mansión. Todo aquello era la gran maquinaria social del país.
Allá en Sinaloa, recuerdo cuando subían a la plebada a camionetas, acarreados para ir a recibir al presidente en el aeropuerto, provistos de banderas tricolores, a cambio de alguna dádiva, cachuchas, plumas, y torta, con insignias del partido dominante, para hacer ver, muy popular y querido a algún político. Un joven político de la entidad, emulando la retórica y la diplomacia demagógica, decía en su discurso con tono dramático: “Hay que preteritar para poder futurar”
Cuando se llegaban las votaciones locales, de comicios para cambios de administración municipales y estatales, era divertido ver con mis ojos de niño todo el entramado. ¿por quien vas a votar? oía que preguntaba una mujer a otra. - por los mismos, de todos modos siempre ganan los mismos-.
Mucha gente asumía, que dar su voto a algún partido opositor era desperdiciarlo. Los insurrectos del voto, en afán de anularlo, votaban por Cantinflas.
El siguiente fue Miguel de La Madrid, recuerdo poco de su periodo, porque yo estaba más embroncado con mis cambios, mis miedos, mi tremenda adolescencia en su apogeo. En ese periodo murió mi hermano Joel, por una enfermedad llamada cisticercosis, salí de la primaria y fui a la secundaria en Los Mochis.
A mis catorce años, recuerdo la promoción que invadía todo desde los televisores, en programas diversos, anunciando a un personaje que hablaba, como si recitara un empalagoso intento de poema, con un tono de voz inaudito, que cautivó a la sociedad, mostrando a un candidato, como nunca se había mostrado, como un hombre de familia, alguien que solía correr con ropa deportiva y tomar jugo de naranja, con la marchanta que los vendía en una alameda.
Salí de la prepa y próximo a tener edad de votar y ser considerado legalmente mayor de edad, mis excelentes maestros, nos hacían reflexionar sobre el tratado de libre comercio, invento de Salinas, en boga y anunciado con bombo y platillos, como una forma de tutearse con dos potencias vecinas. Ya me empezaba a dar cuenta de muchas cuestiones de (ni modo) aquella “dictadura perfecta” que nombró Vargas Llosa.
El marco legal que había creado, el partido revolucionario, era perfecto en su teje y maneje de imperfección, corrupción a modo. De ahí, se infiltraron los opositores, porque era el único camino, ya que habían otros partidos, uno que se pensaba contrario ideológicamente al oficial de aquellos años, y que ahora es una especie de amasiato, del Frankestein de la oposición actual. De ahí los opositores, crearon otros partidos (que TODOS, tanto daño le han hecho al presupuesto y al país)
Esa oposición daba la impresión de equilibrio, en una “democracia” simulada, porque la institución que contaba los votos, estaba al servicio del mismo poder, aun así señalaron atrocidades que se cometían desde las altas esferas, de los líderes gubernamentales, recuerdo (porque ni me acuerdo, ni alcanzo a decir todo acá y es solo un ensayo de domingo) por ejemplo, a una vidente, “La paca” que con sus dotes extrasensoriales y “percepción clarividente” condujo a un sitio, para esclarecer un crimen, por cierto cometido entre familiares, por alguna disputa de poder y ajustes horribles.
Se estaba gestando uno de los fraudes más colosales, perpetrados al pueblo mexicano, beneficiando a la esfera del poder. En resumen era, el saqueo y el desmantelamiento de las empresas de la nación.
El presidente era muy hábil, una mente brillante en perjuicio de todos, con sus fechorías, le hizo creer al pueblo que la moneda mexicana se revalorizaba, la maniobra fue, quitarle ceros y llamarle nuevos pesos, lo que ahora cuesta 25 pesos, en realidad serían 25000 (el litro de gasolina, por ejemplo) ya nos parecíamos a esos paises de centroamérica y el cono sur, que no queríamos ser. Se consolida México como un negocio del trasiego de sustancias prohibidas.
Termina ese terrible sexenio y hay un magnicidio, el candidato del mismo partido, Colosio, fue acribillado en Tijuana en Lomas Taurinas, recuerdo que recién llegado a Guadalajara como estudiante, vi la noticia abajo del edificio de la Universidad de Guadalajara, en unos tacos, que tenían un televisor prendido.
Cumplí 18, fui a votar, perdió obviamente, el candidato aquel que decidí tachar. Ganó, dudosamente con todo a favor, el menos peor, suplente del finado Luis Donaldo. Ernesto Zedillo, llegaba al poder, mientras en la Selva Lacandona surgía el movimiento Zapatista en enero del 1994, moviendo inspiración a nivel mundial, el Zapatismo fue esperanza de unión, solidaridad y la idea y esperanza de un cambio de raíz, que pensaría en las comunidades y los pueblos originarios, explotados y marginados por cientos de años.
En el 2000 con el estandarte de la virgencita, Fox llegaría al poder con el partido de ultraderecha y conservador, afirmaría que iba a acabar con “el problema de Chiapas” en quince minutos. El país se fue viniendo abajo con otros saqueos, como el Fobaproa, con una pésima administración, siguió el empoderamiento de gente que incluso llaman “lideres morales” en manos de un brutal ranchero, racista e inculto presidente.
En el 2006 Felipe Calderón Hinojosa, toma el poder, por medio del fraude, ya un servidor había recorrido el país, guitarra en mano, ya había hecho una familia, el personaje que acabó de ponerle la cereza al pastel de esta devastación, fue Calderón, que cometió los más graves errores, errores que hasta ahora nos tienen azorados. Criminalizar al país, a través de una guerra, encabezar un narco gobierno y lo demás quizá ya lo sabemos, Garcia Luna y demás personajes de índole malévola, aún así hay gente que simpatiza con ese tipo de políticos, como quien admira a su opresor.
Ya sabemos lo que sigue, un malísimo chiste, galán de galanes, que no daba una, en nada y para nada. El país parecía una cosa irremediable. La gente nunca se organizó lejos de las instituciones. Entonces emergido de las mismas reglas del juego, llegó este presidente, que muchos odian y muchos quieren, otros admiran y otros (llevados, en mi opinión por una desilusión insolidaria y manipulada) desprecian.
Yo no creo en la perfección, debe ser, en todo caso, más que criticado, obligado a hacer bien su trabajo y a exigirle y vigilar todo lo que nos pueda afectar, sin embargo hay gente que quiere que regrese el viejo sistema y ellos (los que encabezan la actual oposición) se frotan las manos, prometiendo enderezar lo que, en mucho, ayudaron a torcer, en un país que desde cualquier medio, apuesta al olvido.
Ante un acontecimiento histórico, en el que indudablemente, (y aún con sus divisiones) la gente (como no se había visto) ya opina, se enoja, y algunos, como nunca lo hicieron ante el pisoteo de mandatos pasados, a mis cincuenta años, pienso, lo que pensé muchos años antes: la gente tiene, (tenemos) el derecho de disentir y pensar distinto, sin embargo recordar, tener memoria, quizá más que derecho es una obligación, como comunidad que habitamos un pueblo, una ciudad, un municipio, un estado, un país.
Continuidad, es dejar de creer que los gobiernos y quienes los encabezan son perfectos superhéroes, y quizá, la utopía ahora siga siendo continuar avanzando y no permitir que pasen enmiendas y atrocidades que ocurren, donde los mismos siguen moviendo los hilos, ya que el poder del pueblo, ha sido tan agachón, que pretende castigar a un grupo de gobernantes y así castigarse a sí mismo, premiando a otro grupo, origen del baladroneo y el desacato.
Yo, que no veo, ni he visto un despertar social completo, sí creo o me gustaría, estemos atentos al despertador, cualquiera que sea, habrá un buen despertador, que nos lleve a la inteligencia, que nos llame a construir entre todos, un lugar más armónico y justo, donde hayamos evolucionado espiritualmente como sociedad.
Feliz domingo.
¡Estar contigo es lo mejor!
Estar contigo - Yahir Durán a dueto con Leticia Servín