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Miscelánea (para hablarles de David Haro)

Miscelánea (para hablarles de David Haro)

Nunca me gustó despedirme, me retiraba en silencio de las reuniones. Ayer estuve con un amigo poeta y no hablamos de nada, eso es muy bueno, muy saludable, es, saberse presente, ser presencia que acompaña, que está ahí con las personas, en las horas cual sean, no todo es sobresalto, no siempre hay que pensar el pensamiento, a veces hay que ver, oír el tiempo, simplemente estar.

Ayer mismo estuve en una lectura de otro poeta, Raúl Bañuelos, escuché su decir, que es un decir que diciendo no dice, calla, guarda silencio de lo otro y uno escucha esos poemas con cierta sobriedad que, quizá, estorbe o hay que develar un poco.

Era la plaza de alrededor del palacio municipal de Guadalajara y eran ahí, hace algunas horas, amigos que hace años estaban en esas mismas tareas y todos aunque más añejos, incluyéndome, desde luego, todos muy vivos, cálidamente vivos.

Me pude ir en el pensamiento, estar ahí e irme a algunos lugares del ayer, hace más de veinte años, cuando conocí entre esos descubrimientos, del aquel entonces joven que yo era y cantaba e intentaba que me hicieran caso, que me programaran en los cafés conciertos, entonces llamados peñas. Me pude ver ahí conociendo a David Haro.

Últimamente de haberme leído en “Entornos” ha habido gente que me escribe y me dice, si les hago una nota, si reseño alguna carrera o evento o proyecto y yo les digo que estas columnas son un acercamiento a lo que pienso, un ensayo de ensayos, una especie de juego y de ejercicio de pensar con letras y de verdad, primero que nada, es muy lindo que me lean, también debería poner claro que estos deslizamientos de palabras, este surf o patinaje, también baja la mirada para decir que solo hay letras que voy pensando, sobre la música, sobre mi vida, sobre el quehacer artístico y confieso que existe un vacío, es decir, busco el silencio y si se incomoda o se mueve algo en ustedes, que me lean es hermoso también y ojalá vayan, vayamos pues al silencio, como el que precede de la música.

Volviendo a David Haro, allá en esos años míos, en que buscaba y andaba con esos poetas, en cafetines, en lecturas, luego en subastas de arte, (esperando el cóctel) con gente de teatro, con gente de baile, en fin, empapándome de arte y un día conocer a aquel ídolo de infancia, a David Haro que, siendo un niño escuché, cuando ya me había picado el mosquito de ser cantautor, y era lo que quería ser y es lo que soy, primero (a mis seis años) fue José Luis Perales, luego me creía Pedro Infante y amaba las rolas rancheras, después, ya entrando en la primera adolescencia, fueron Silvio y Pablo mis paradigmas y posteriormente escuché a alguien que me voló la cabeza y fue David Haro.

Aquellos años en Sinaloa, andaba de precoz, filtrándome entre los ambientes culturales, los más instruidos cantaban “Vivir para morir”, también “Gea”’ de Haro, no había internet, ni forma de guglear, investigar era otra cosa, era sacar esas canciones, el trabajo de saber era la experiencia misma.

Entiendo la música, la asimilo como un todo y creo que la aprendo como esponja, absorbo música, así cuando escuché a David Haro ya en vivo, supe lo enorme que es y que es nuestro, es mexicano y es para estudiarse. Esa guitarra es en él una orquesta, el contrapunto a veces me recuerda a Debussy o Revueltas, a los nacionalistas, esa emoción que da Moncayo en su huapango, la tiene David Haro en “La alegría” es tan, tan enorme David Haro que merece no solo esta nota, merece muchos aplausos y notas y dejarse iniciar por su legado musical.

No hay mucho de él en las redes, en las plataformas, ni en internet, por eso sigue siendo un hallazgo para pocos, nada que ver su inteligencia con ese material vendible que revisten en la música popular.

Uno no tiene más que agradecer a él (iba a decir a gente como él, pero como él no hay nadie, es único, ya sé todos somos únicos, pero unos más que otros)

Volviendo a esta miscelánea, ya me estoy yendo, yendo de muchos escenarios, yendo de muchos circuitos, no sé si alguien se dará cuenta, si me voy sin despedirme, pues no me despido de la gente que me ha seguido, con ellos me quedo, pero, sí me voy de donde ya fui y antes de irme yendo, busquen, busquemos, no en el cielo, no tanto en internet de las tendencias, no en el fondo del mar, encontremos algún día a David Haro y seremos redimidos culturalmente, porque su música es y debería ser una huella indeleble.

Les dejo “Tráfico” y un video cantando con el máster su canción “Gea”

Feliz domingo y gracias por leer y compartir.

Tráfico

Gea

Yahir Durán

Acerca del autor
Cantautor, es uno de los representantes más notables de la nueva trova mexicana. Como solista ha grabado Disímbolos, Acerca de soñar, Una cascarita en directo, Plural Espejo, Así, Hay un hombre que camina y Canto Nuevo para Niñ@s.
Cuenta con un libro de narraciones donde muestra, en tono autobiográfico, el paisaje de su natal Topolobampo, da conciertos y giras, realiza actividades educativas y musicales para la niñez, escribe música para teatro y se mantiene activo con diferentes enfoques y dedicando su vida al arte.